Re: "SEDE VACANTE" del R.P. Joaquín Sáenz y Arriaga
Publié : mer. 11 déc. 2019 13:48
Participación de católicos.- "De común acuerdo con nuestro Secretario para la unidad, han sido invitadas
personalidades católicas competentes para participar en vuestra actividad por títulos diversos. La reflexión
teológica sobre la unidad de la Iglesia, la búsqueda de una mejor comprensión del significado del culto
cristiano, la formación profunda del laicado, la toma de conciencia de nuestras responsabilidades comunes y la
coordinación de nuestros esfuerzos por el desarrollo social y económico y por la paz entre las naciones son
unos ejemplos en los que esta colaboración ha comenzado a tener consistencia. Se han considerado, así
mismo, las posibilidades de un acercamiento cristiano común ante el fenómeno de la incredulidad, ante las
tensiones entre las generaciones, ante las relaciones con las religiones no cristianas".
"Estas relaciones testimonian nuestro deseo de ver progresar las iniciativas actuales, según lo irán permitiendo
nuestras posibilidades en hombres y recursos. Un desarrollo semejante supone que al nivel local esté
preparado el pueblo cristiano para el diálogo y la colaboración ecuménica. ¿No es por esto por lo que, en la
Iglesia Católica, se ha confiado la promoción del esfuerzo ecuménico a los cuidados diligentes y a la prudente
dirección de los obispos, (Cf. Oecumenismus N° 4), según las normas establecidas por el Concilio Vaticano y
precisadas en el Directorio Ecuménico?
"En verdad que nuestra primera preocupación es la calidad de esta cooperación multiforme más que el simple
multiplicarse de las actividades. "No hay verdadero ecumenismo, dice el Decreto Conciliar, sin conversión
interior. Porque de la renovación del alma (cf. Ef. IV, 24), de la renuncia a sí mismo y de una libre efusión de la
caridad parten y maduran los deseos de unidad". (De Oecum. N° 7). La fidelidad a Cristo y a su palabra, la
humildad frente a la labor de su Espíritu en nosotros, el servicio de todos y cada uno, son, en efecto, las
virtudes que darán a nuestra reflexión y a nuestro trabajo su calidad cristiana. Sólo entonces la cooperación de
todos los cristianos expresará con viveza la unión que ya los vincula entre sí y expondrá a más plena luz el
rostro de Cristo siervo (Cf. ibidem N° 12).
Implicaciones teológicas.— "En virtud de esta creciente colaboración en tan numerosos sectores de interés
común, se formula a veces la pregunta: ¿La Iglesia Católica debe hacerse miembro del Consejo Ecuménico?
¿Qué podríamos en este momento responder? Con toda franqueza fraternal. Nos no consideramos que la
cuestión de la participación de la Iglesia Católica en el Concejo Ecuménico está madura hasta el punto de que
se pueda o deba dar una respuesta positiva. La cuestión queda todavía en el terreno de la hipótesis. Esta
comporta serías implicaciones teológicas y pastorales; exige, por consecuencia, estudios profundos y entra en
un camino que la honradez obliga a reconocer que podría ser largo y difícil. Pero esto no impide que os
aseguremos que miramos hacia vosotros con gran respeto y profundo afecto. La voluntad que Nos anima y el
principio que Nos dirige nos inducirán siempre a proseguir, con plenitud de esperanza y de realismo pastoral,
la unidad querida por Cristo.
"Señor Secretario General: rogamos al Señor que nos haga progresar en nuestro esfuerzo de cumplir a la vez
nuestra vocación común para gloria del único Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dejadnos terminar con las
mismas palabras de Jesús, que serán nuestra conclusión y nuestra plegaria: "Que todos sean uno. Como
Tú, Padre, estás en Mí y Yo en Ti, que también ellos sean uno en Nosotros, a fin de que el mundo crea
que Tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que Tú me diste a fin de que ellos sean uno, como
Nosotros somos uno: Yo en ellos y Tú en Mí, para que sean consumados en la unidad y conozca el
mundo que Tú me enviaste y amaste a éstos como Tú me amaste. . . Yo les di a conocer tu nombre, y
se lo haré conocer, para que el amor con que Tú me has amado, esté en ellos y Yo en ellos". (Juan XVII,
21-23, 26).
A CONTINUACIÓN... COMENTARIO CRÍTICO DEL REV. P. SÁENZ Y ARRIAGA A ESTE DISCURSO MONTINIANO DIRIGIDO A LOS HEREJES, CISMÁTICOS Y APÓSTATAS DEL LLAMADO CONSEJO MUNDIAL DE LAS IGLESIAS